
Desde mi ventana no se ve el mar
pero las noches de luna llena me pongo
un pañuelo de pirata en la cabeza, una camiseta
de rayas encima del pijama y escucho cómo
ruge y rompe contra las rocas dentro
de la caracola del abuelo.
*
Desde mi ventana veo pasar los trenes.
Cuando era pequeño le decía adiós con
entusiasmo. Un día, mi hermano me llamo tonto de remate:
“Que te crees que te están viendo”, me soltó. A mi me parecía
que sí, que las personas que viajaban en aquellos vagones
se alegraba de que yo las saludara. Y lo seguí haciendo
durante un tiempo, pero sólo si él no andaba cerca.
*
Me gustan las gaviotas quisiera poder volar
como ellas sobre el mar.
Ilustraciones de Cristina Müller
Anaya
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