FIN DE AÑO EN EL AEROPUERTO 
Noche del treinta y uno de diciembre 
en el solitario aeropuerto iluminado como un gran árbol de Navidad. 
Se escuchan los tenues pasos 
de pilotos que desembarcan 
rumbo a casa 
cargados de paquetes 
y las rubias azafatas se deslizan por la cinta mecánica 
como por la pasarela de modelos. 
Los últimos viajeros 
se apresuran a salir 
antes de que den las doce 
y un año suceda a otro 
como las hojas de árboles (Homero: cual la generación de 
las hojas 
así la de los bombres) 
Yo, sin embargo, permanezco. 
He encontrado la tierra de nadie 
donde el tiempo transcurre sin angustia 
detenido como un cuadro 
útero materno del cual no salir porque afuera hace frio 
hace soledad 
hace la guerra 
hacen las hipócritas fiestas 
de los que aparentan ser felices.
Cuando todos se hayan ido 
me miraré en la gran vitrina 
del aeropuerto en penumbra 
como una iglesia 
pasajera que no va a ninguna parte. 
Los aviones reposan en la pista, ídolos caídos de una religión 
sin sacerdotisas.
Noche del treinta y uno de diciembre 
en el solitario aeropuerto iluminado como un gran árbol de Navidad.
en el solitario aeropuerto iluminado como un gran árbol de Navidad.
Se escuchan los tenues pasos 
de pilotos que desembarcan
rumbo a casa
cargados de paquetes
y las rubias azafatas se deslizan por la cinta mecánica
como por la pasarela de modelos.
de pilotos que desembarcan
rumbo a casa
cargados de paquetes
y las rubias azafatas se deslizan por la cinta mecánica
como por la pasarela de modelos.
Los últimos viajeros 
se apresuran a salir
antes de que den las doce
y un año suceda a otro
como las hojas de árboles (Homero: cual la generación de
las hojas
así la de los hombres)
Yo, sin embargo, permanezco.
He encontrado la tierra de nadie
donde el tiempo transcurre sin angustia
detenido como un cuadro
útero materno del cual no salir porque afuera hace frio
hace soledad
hace la guerra
hacen las hipócritas fiestas
de los que aparentan ser felices.
se apresuran a salir
antes de que den las doce
y un año suceda a otro
como las hojas de árboles (Homero: cual la generación de
las hojas
así la de los hombres)
Yo, sin embargo, permanezco.
He encontrado la tierra de nadie
donde el tiempo transcurre sin angustia
detenido como un cuadro
útero materno del cual no salir porque afuera hace frio
hace soledad
hace la guerra
hacen las hipócritas fiestas
de los que aparentan ser felices.
Cuando todos se hayan ido 
me miraré en la gran vitrina
del aeropuerto en penumbra
como una iglesia
pasajera que no va a ninguna parte.
me miraré en la gran vitrina
del aeropuerto en penumbra
como una iglesia
pasajera que no va a ninguna parte.
Los aviones reposan en la pista, ídolos caídos de una religión 
sin sacerdotisas.
sin sacerdotisas.
Habitación de hotel
 Editorial Random House Mondadori, 2007


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