Humo
Demasiada energía demasiada memoria.
Huele a heno y la garza blanca
sobrevuela el prado dubitativa
Sabemos enterrar a los muertos.
No queremos matar.
Pero los poderosos instantes de fulgor
escaparán a nuestros hechizos.
En mi habitación se amontonan los sueños.
prietos como alfombras
en una tienda oriental, sofocante,
y ya no hay espacio para nuevos poemas.
La cierva no corre,
trata de averiguar el futuro.
Nadie sabe venerar a los dioses.
La oración rabiosa es más potente.
Las flores de tilo la herida abierta.
Se alza el humo sobre las ciudades planas
y el silencio entra en nuestras casas;
en nuestras casas entra la luna llena.
Traducción del polaco por Elizabeta Bortkiewicz
Selección y prológo de Martín López Vega
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