una tierra secreta más real para ella
que este pálido mundo exterior.
A medianoche, cuando la casa está silenciosa,
deja a un lado aguja o libro
y la visita, invisible.
Cerrando sus ojos, improvisa
un portón de cinco barras entre altos abedules,
salta por encima y toma posesión,
luego corre, o vuela, o monta un caballo,
(un caballo llegará al trote a salvarla)
y viajará donde ella quiera;
Puede hacer crecer la hierba, incitar a los lirios
a mudarse de botón a flor mientras ella mira,
dejar que los peces coman de su mano.
Ha fundado ciudades, plantado arboledas
y bendecido valles por arroyos que corren
frescos a una bahía cerrada.
Nunca me atreví a interrogar a mi amada,
acerca del gobierno de su reino
o de su geografía,
tampoco la seguí por esos álamos
a horcajadas sobre el portón,
espiando en la niebla.
Sin embargo, me ha prometido, cuando yo muera,
un albergue bajo su palacio personal,
en un claro del bosque
donde crezcan las gencianas y los alhelíes
y podamos, a veces, encontrarnos".
Robert Graves - La tierra secreta
Cien Poema- Lumen
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