Mostrando entradas con la etiqueta Isla Correyero. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Isla Correyero. Mostrar todas las entradas

20 de octubre de 2023

5 poemas de Isla Correyero: Signos y aves, las medias blancas, Habla Magdalena, El brillo de la vida, La lectura




SIGNOS Y AVES

En la octava morada, 
incierto vuelo, vuelas, 
casta en la rama
de mi pecho tibio.

Leve te posas, 
candorosa y virgen, 
sobre el azul final
de cada anochecida.

Con tus alas de niña
ilegalmente joven
penetras en la espuma
de mi cuarto amoroso

y un milano pareces
que el vuelo detuviera
en los aires el rumbo
cuando en mi palma comes.

Ámbar (libro inédito) 1984




LAS MEDIAS BLANCAS

Tengo unas medias blancas de seda que me pongo
cuando me visto el traje negro de los recuerdos.
Son unas medias finas, hambrientas de fantasmas
que hacen juego con pájaros interiores, oscuros.

Las piernas, penetradas por estas bocas blancas,
levemente se abren con signos vegetales.
Los hilos amanecen mi piel,
brotan, perdiéndose
entre los elevados pensamientos más íntimos.

En derredor: imágenes de ocupación pelviana,
soberbias latitudes desde el puente atestiguan
la entraña y las enaguas levantadas al vuelo.

¡Qué holgada está la tela de la falda de flores,
la rodilla suavísima con olor a naranjas!

Por los muslos se agrandan los dibujos henchidos,
son copos invisibles calcinando altas cumbres.
Me infunden sobresaltos, me clavan dulces flechas,
tan finas son las mallas que saltan los engarces
y hasta el ocre desierto los poros me rezuman
feroces desatinos, presagios entreabiertos.

Siento flores y manos crecer entre las piernas
y más arriba el musgo
tapando el azulón vellón de la albufera.

No podía ponerme estas medias sabiendo
la gracia que se esconde, generosa en tu boca.
Espumosas persisten, sin causa me rodean,
temibles de tu roce, sin fatiga,
explorando.



De Lianas 1988



 HABLA MAGDALENA

Hay electricidad y niebla en el suelo que
pisa.

Él pasa, levitando, como la nieve de mis
pensamientos ,sobre el suelo naranja de 
los atardeceres.

No pisa y está dentro de la tierra.

No pisa y está siendo arrastrado por el
aire.

Alguien me dice que estoy equivocada.

Alguien me ha dicho que su levedad es
fingimiento.

Mi corazón lo ha visto levitando y mis
ojos lo han visto electrizarse.

No tengo ni una duda de que en su cuerpo
está esa huella blanca que dejan los
llagados.

Es mi enfermo. Mi roto. Mi quemado imperfecto.

Yo curo con ungüentos azules la sal de su
tristeza, Me comeré su alma.  
Me moriré con Él 




De la Pasión 1988




EL BRILLO DE LA VIDA

Mientras estuve contigo yo
tenía la conciencia de que en el mundo
nosotros existíamos
también nuestros hijos
con sus distintas edades
bendiciones miedos 

Nunca tuve tanta sensación 
de existencia como todos los
años que viví y me vi viva
junto a ti
Nunca ni antes ni después
de estar contigo
viví de verdad y supe de verdad
lo que era el amor y la falta de amor
el brillo de la vida
sabiendo que vivía y que
estaba de pie
o que estaba sentada contemplando
después de ti
cuando te fuiste andando me quedé
suspendida en una interrupción
no despertando
aunque estaba de pie
sin poder despertar ahogada
sin poder despertar como esperando
sonámbula de pie
y no he podido aún volver al mundo
nuestro vertebrado
al brillo de la vida
no he podido.



Hoz en la espalda 2015





LA LECTURA

En pijama, leyendo una novela,
está la niña que ha matado al padre,
al lado de la cama tiene al muerto
tirado encima de un montón de libros.

Tres horas han pasado de la muerte
y al orificio de la bala asoma
un resplandor de oscura procedencia
que va cobrando forma de demonio.

Ella sigue leyendo, distraída,
comiendo chocolate y avellanas,
algo intuye que pasa extraordinario:
del libro están cayéndose las letras.

Todo el pijama goteando sílabas,
toda la cama llena de sintaxis,
todo el ambiente rojo de palabras,
todo en desorden una lengua, muda.

Y el padre se levanta del vacío,
se sienta al borde de la cama, serio,
se saca del bolsillo una cartilla
y empieza la lección de otro lenguaje.




De crímenes 1993





Mi bien Visor libros

23 de marzo de 2016

Tres voces de mujer - El último en morir que apague la luz

 El último en morir que apague la luz
Ateneo obrero obrero de Gijón
Colección Ziguarat
Selección de David González








Katerina Gogu



A VECES SE ABRE

A veces se abre muy despacio la puerta y
entras. Llevas un traje blanco blanquísimo
y zapatos de lino. Te inclinas
y pones con cariño 72 dracmas en mi
palma y te vas. Me he quedado en el
sitio donde me dejaste para que me
vuelvas a encontrar. Pero debe haber
pasado mucho tiempo porque mis uñas han
crecido y los amigos me tienen
miedo. Cada día cocino patatas, he
perdido mi imaginación y cuando oigo
"Katerina" me asusto. Creo que debo
chivarme a alguien.
He guardado algunos recortes de periódicos
de alguien que decían que eres
tú. Sé que mienten los periódicos, porque
escribieron que te dispararon a los
pies.
Sé que nunca apuntan a los pies.
En la mente está la meta.
Que te cuides la cabeza, ¿vale?














(Del libro 16 señales desde el frio)
 ediciones Ropynol, Córdoba








Isla Correyero

(Todos nosotros)

Todos nosotros.
Los que nacimos rechazando la política y las leyes.
Los orgullosos.
Los que sabíamos que extraían de nuestra percepción la libertad.

Todos nosotros.
Que crecimos en pueblos y en ciudades aún azules.
Que fuimos incalculables niños instintivos y lunáticos.

Todos nosotros.
Viajeros.
Los que atravesamos la oscuridad del sexo y la habitamos.
Los buscadores de belleza.
Los que probamos las exóticas sustancias y vivimos en el cine y en la noche.

Todos nosotros.
Generación, tribu, conjunto de perdedores que imaginamos que la ruina era el más alto honor.

Todos nosotros.
Los desterrados ahora de aquel grupo.
Los olvidados, los oscuros, los ausentes.
Los abandonados y los destruidos.

Todos nosotros.
Los que ya no soñamos. Los que somos compradores de todo.
Los arrasados por el dinero y por las guerras.

Los que ahora somos impenetrables asesinos blancos.

Los que contemplamos la luna desde el cielo.











(Del libro Crímenes - ediciones Libertarias)







Ingeborg Bachmann


Todos los días


La guerra
no es declarada,
sino continuada; lo inaudito
se ha hecho cotidiano. El héroe
se mantiene lejos del combate.
 El débil
ha avanzado la línea de fuego.
 Uniforme del día: la paciencia,
se condecora con la pobre estrella
de la esperanza, sobre el corazón.

Se la otorga
cuando ya no pasa nada,
cuando enmudecen los tambores,
cuando el enemigo se ha hecho invisible,
y la sombra de las perpetuas corazas
cubre los cielos.

Se la  otorga
por la dirección
por el valor ante el amigo,
por la traición de secretos indignos
por el desacato
de toda orden.



(ANTOLOGIA LÍRICA ALEMANA ACTUAL)
 Los libros de la frontera 1996


9 de agosto de 2012

Diario de una enfermera - Isla Correyero




LA AMBULANCIA

Me han elegido para entrar en la muerte de una niña.

La ambulancia transcurre por la carretera con su memoria de meteorito. De Madrid a Gerona nos ganará la noche.

Yo controlo los brazos de la enferma desnuda y reviso el pliegue cabalístico y frágil de su garganta afónica.

El suero cae buscando la vena azul de su radiografía.

Brilla el oxígeno sobre mis guantes blancos y dibuja inscripciones en mi nariz poética.

El misterioso conductor nos mira desde el poniente imán de su espejo difuso.
Los coches que cruzamos van vivos de miradas poderosas.
Se agradece la marcha vigilante que, de pronto, sobre el cristal central,
la nieve nos choca como un sueño.

Yo comienzo a temblar porque mi enferma me ha hecho una caricia sobrehumana.
Sus ojos de dolor de cuatro años están terriblemente abiertos y distintos.

Tengo su mano agonizante y fría sobre mi muslo tenso y absoluto.

Me pide a su mamá, a su voz de agua: agua, agua.
Dieta absoluta son ya las lejanas órdenes del médico.

Agua y amor me pide la que muere.

De una bolsa de suero glucosado le doy a la privada criatura un sorbo,
un sorbo lento.
Traga,
traga,
mi amor, mi amor,
mientras me acuesto a su lado
besándonos, me muere.

La ambulancia prosigue su camino hacia un lugar que no existe en el mundo.
La madre esperará cien noches, aterrada,
en la terraza.



*


MUERTE DE UN NIÑO

Es misterioso ver morir a un niño enfermo.
(La piedad no existe para quien observa la belleza).

Su corazón continúa deslumbrando la cama. Durante el dulce ejercicio del pecho desnudo, la boca contiene una profunda sombra que alienta todavía.

No pesa nada un niño cuando se está muriendo. Es una leve pluma que va cayendo a un patio y, como cae la nieve, se aposenta en la noche.

¡Oh pequeño empujado! ¡Rey deshaciéndose, valientemente serio!

Tus lívidos temblores aún están recibiendo las palabras queridas. Tus dedos casi azules quieren tocar el aire.

Por obra de la luna un almendro florece.

A lado de la cama ya hay vibración de hierba.

El polvo de la muerte te he cambiado los ojos y caes, sin movimiento, al último latido.

(la piedad no existe para quien estudia la belleza)



Diario de una enfermera (1996)
Ediciones Huerga y Fierro

Algunas páginas del libro

http://books.google.es/books/about/Diario_de_Una_Enfermera.html?id=f8gu3Mh61mMC&redir_esc=y


18 de julio de 2012

Un mundo grave - Isla Correyero





Un mundo grave


Has recordado el suicidio que se alzó desolado sobre una
noche de tu vida.


No hubo repuesta de ningún amigo y tu esperanza se hundió
en la negra convalecencia de invierno.


Han pasado los días y en tus ojos se puede contemplar la
muerte.


Incomprensibles historias depositadas en tu memoria
presagian que volverás a intentarlo:


están en ti las leyes del silencio,


la verdadera causa de la tristeza,


la fantasía de un rostro feliz inclinado sobre tu cadáver.



Crímenes - Ediciones Libertarias 

28 de enero de 2012

Poema de Isla Correyero






Mi coño es negro como carbón evaporado. Pero se vuelve azul
a la luz de la tele y de la luna.

La característica más peculiar que explica su color y su forma
es
que tiene circulación lenta y estremecida que va nave-
gando hacia la tinta de las venas y se abre al desamparode mi
dormitorio como si
comprendiese que un dedo impenetrable, masculino,
no pasará por él ni por las sábanas.

Sería una esperanza considerar
que sobre mi coño solitario aún pueden caber volúmenes remotos

o

un pañuelo azul que penetrase las dos mitades húmedas y abiertas
y así pasar esta tela azul, ensangrentada, quedándose,
rompiéndome,

porque mi coño ya es invencible,
mi enemigo.

Aislado del amor
cualquier coño es violento.



(Del libro mi coño azul)






Noni Benegas y Jesús Munárriz
Antologia - Ellas tienen la palabra
Ediciones Hiperión
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...