EL TIGRE
Javi tenía tatuado
un tigre en el antebrazo.
Bueno, n o sé si era
un tigre o un leopardo,
algo así,
y se chutaba en las pintas
de la piel del animal
porque de esa forma
no se le notaban las marcas.
Y así siempre.
Hasta que un día
el tigre se cansó,
y le comió el brazo
de un mordisco.
*
¿POEMAS?
Cualquiera
que lea las cartas
que le mando
a mi madre
pensará
que se las escribo
desde un hotel
de cinco estrellas.
*
SIN COMENTARIOS
El teléfono de mi casa
suena constantemente.
Mi madre deja
lo que esté haciendo y,
con el corazón en un puño,
corre a descolgarlo,
pensando siempre que quien llama
soy yo.
¿Diga?
Y una voz al otro lado de la línea,
no siempr e la misma voz,
responde:
¿Con quién hablo?
¿Es usted la madre del ladrón?
¿No está él? ¿No está el ladrón?
¿No puede ponerse?
El Demonio te coma las orejas 1997 - 2008
Glayíu Editorial
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