Ante el deseo de la roca
el mar
no conoce pecado
*
No debiste
dejarme abandonar
aquel prado.
Debiste dejarme,
entre nubes.
En ese mar,
De azúcar
en el que
el sol
era tu obligo
*
Madre
La imagino
desperezándose
entre sus sábanas
de vainilla;
la miel se vuelve amarga,
y mi cama
aún más fría.
Para la entrada que cuelga hoy de este blog, la autora ha tenido a bien ceder estos poemas inéditos, se ruega que a la hora de hacer reproducción de los poemas se nombre debidamente a la autora.
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