Huérfano salvaje
apaciblemente madre
lo lleva a pasear
por la la vía férrea y por el río
— él es el hijo del fugitivo
ángel del autos preparados —
y él imagina autos
y los conduce en sus sueños,
tan solitario creciendo entre
los automóviles imaginariois
y almas muertas de Tarrytown
para crear
con su propia imaginación
la belleza de sus salvajes
antepasados — una mitología
que no puede heredar.
¿Alucinará más tarde
a sus dioses? ¿Despertando
entre misterios con
un demente destello
de recuerdo?
El reconocimiento —
algo tan raro
en su alma,
conocido tan sólo en sueños
— nostalgias
de otra vida.
Un asunto del alma.
Y los heridos
perdiendo sus heridas
en su inocencia
— una verga, una cruz,
una excelencia del amor.
Y el padre se lamenta
en una posada de mala muerte
complejidades de memoria
a mil de millas
de distancia, sin saber
del inesperado
joven desconocido
vagabundo hacia su puerta.
traducción Rodrigo Olavarria
Aullido - Editorial Anagrama
Estremecedor poema. No lo conocía, gracias por compartirlo.
ResponderEliminarMaría