Al alba
la soledad es tan bella y tan fría
como el rocío que se duerme
en las plumas de los pájaros.
Quisiera abrir la ventana
y enredarme en la hiedra rojiza
de este invierno que apenas ha nacido
y que ya duele.
Convertirme en raíz
y llegar con la lluvia
hasta el fondo del vientre del bosque.
Tocar la rosa que me espera
detrás de la niebla.
***
Hoy en la siesta
un molinillo de viento
me ha puesto en el sueño
un beso
en el hueco de mis caderas,
en el dorso de mis muñecas
y,
en el beso,
gotas al olor a sal de tus brazos.
(Así eran los regalos que solíais hacerme,
tú y el Mediterráneo
cuando llovía y me echabais de menos
y queríais anclaros para siempre
en la cruz de Malta de mi pecho).
(De Calendario)
***
Anoche soñé que una riada de angorina
celeste rompía el cristal de la ventana
y entraba en mi cuarto.
Me arrastró hasta la tierra
donde germina el sol.
Donde presencié
montada en un caballo negro,
el alzamiento de las aves.
***
Yo sé que me quieres mucho,
Daniel,
aunque a veces me prohíbas seguirte.
Lo sé
porque esta mañana
cuando daba un paseo por el campo
me cercaron las palomas,
Ahora llueve
y el bosque se agita en los ojos del ciervo.
(De El libro de Tamar)
***
Este hombre que ahora cerca mi cuello
Este hombre que ahora cerca mi cuello
con su sabia muralla de labios
quizá abandone de pronto la almena,
quizá desaparezca para siempre.
Porque tiene un tacto en la mirada
que recuerda las plumas de los pájaros.
(De Usted)
Almudena Guzman
El Jazmín y la noche Poesía reuida (1981 - 2011)
Visor Libros
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