Palabras de la nueva mujer
Como abeja obstinada
exploro inefables reinos
que desconoces
y al entrar en la memoria de tu corazón
señalo parajes virginales.
¡Aquí la eternidad
modificando nuestro minuto!
No puedo ser abismo:
con la luz se hacen viñedos
y retamas.
Pertenezco a la desnudez
de mi lenguaje
y he quemado silencios y mentiras
sabiendo que transformo
la historia de las madres.
Mujer.
Sólo mujer.
¿Entiendes?
Ni pajarilla del necesario albergue,
ni alimento para deseosos animales,
ni bosque de campánulas donde el cielo se olvida
ni una hechicera con sus pequeños monstruos.
¡Oh poderes del hombre
alzando mutaciones
de frágiles rostros!
¡Oh esplendor oculto en mi santuario
ya bajo la excelencia
de íntimos ángeles!
exploro inefables reinos
que desconoces
y al entrar en la memoria de tu corazón
señalo parajes virginales.
¡Aquí la eternidad
modificando nuestro minuto!
No puedo ser abismo:
con la luz se hacen viñedos
y retamas.
Pertenezco a la desnudez
de mi lenguaje
y he quemado silencios y mentiras
sabiendo que transformo
la historia de las madres.
Mujer.
Sólo mujer.
¿Entiendes?
Ni pajarilla del necesario albergue,
ni alimento para deseosos animales,
ni bosque de campánulas donde el cielo se olvida
ni una hechicera con sus pequeños monstruos.
¡Oh poderes del hombre
alzando mutaciones
de frágiles rostros!
¡Oh esplendor oculto en mi santuario
ya bajo la excelencia
de íntimos ángeles!
¿Logra mi amor decirte
que busco un amante
con frente inmortal?
con frente inmortal?
***
SANGRE
Zumo de angustias, leche milagrosa,
raíz inaccesible, árbol salado.
¡Qué temblor en el túnel anegado!
¡Qué llama y nieve en subterránea rosa!
Escala de contactos, misteriosa
razón del sueño, el miedo y el pecado.
Silencio a todo grito encadenado
y tapiada presencia dolorosa.
De los muertos nos llegas... ¡muerte andando!
Substancia inevitable, gravitando
en la masa despierta de la vida.
Mi cuerpo de mujer te alza en el hombre,
te suelta en la aventura de su nombre
y te derrama por interna herida.
***
A Grabriela Mistral
Una rosa de angustias -mar y viento-
y la estrella que gime en tierra oscura;
una secreta herida de ternura
y el camino interior del pensamiento.
Tu nombre fijo, tu divino intento,
la suelta voz que llega, larga y pura;
este compás de sangre, que asegura
tus cantos recogidos en mi acento.
Dulce don invisible para el día
de la flor y la erguida melodía,
con el pájaro leve y la campana.
Lo diste sin saber, pero se advierte
que te sigue, imantado hasta la muerte,
el paso fiel de tu pequeña hermana.
20 de diciembre de 1889 - El Salvador - 22 de Julio de 1974
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