¿Es casualidad que la autora de esta peculiar recopilacion vista de negro |
500 frases lapidarias de personajes celébres en la hora de su muerte
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Satanás. Satanás. Satanás.
NICCOLÒ PAGANINI, violinista italiano. 27 de mayo de 1840 en Niza (Francia).
Su extraordinaria técnica instrumental asombraba tanto a sus contemporáneos que se llegó a pensar que había hecho un pacto con el diablo para poder tocar con tal virtuosismo. Parece ser que, dado su anticlericalismo y a modo de broma macabra, sus amigos le enviaron un sacerdote en sus últimos momentos. Al preguntarle éste cómo conseguía tocar así el violín, la contestación de Paganini estuvo a la altura de las circunstancias: <>. A continuación, empezó a tocar de una forma endiablada, como si estuviese poseído. El visitante salió huyendo.
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Lástima tener de morirme... con tantos libros que me quedan por leer.
MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO, filólogo y crítico literiario español. 19 de mayo de 1912 en Santander.
Prototipo del erudito del siglo XIX, gozaba de memoria prodigiosa y fue un lector y un escritor infatigable. Falleció en la casa paterna, en cuya biblioteca había logrado reunir más de 45.000 volúmenes que dejaba, como señalaba en su testamento, al Ayuntamiento de Santander.
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Que Dios ayude a mi pobre alma.
EDGAR ALLAN POE, escritor estadounidense. 7 de octubre de 1849 en Baltimore (Estados Unidos).
Su adicción al alcohol -además de una supuesta drogadicción- contribuyó a su temprana muerte. El día 3 de octubre de 1848, un conocido lo encontró, en la calle, en pleno delírium trémens, y le llevó al Washington College Hospital. Recibió atención médica, pero no recobró el conocimiento y sólo vivió cuatro días más.
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Al Pie de la Sepultura
Laura Manzanera
Edhasa Editorial
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