FOTOGRAFÍA DEL 11 DE SEPTIEMBRE
—Saltaron hacia abajo desde los pisos en llamas:
uno, dos, todavía unos cuantos
más arriba, más abajo.
—La fotografía los mantuvo con vida,
y ahora los conserva
sobre la tierra, hacia la tierra.
—Todos siguen siendo un todo
con un rostro individual
y con la sangre escondida.
—Hay suficiente tiempo
para que revolotee el cabello
y de los bolsillos caigan
llaves, algunas monedas.
—Siguen ahí al alcance del aire,
en el marco de espacios
que justo se acaban de abrir.
—Solo dos cosas puedo hacer por ellos:
describir ese vuelo
y no decir la última palabra.
Prólogo de Mercedes Monterey
Traducción Epílogo de Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia Soriano
Ediciones Igitur
Y la voz de la Autora recita el poema
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