¿Por qué, muerte, así te escondes?
Sal, salte, sácate de tu abismo,
escápate tú, ¿quién te retiene?
¿Por qué no borras con tu mirada el universo?
¿Por qué no deshaces las piedras
con tu sombra, muerte, sólo con tu sombra,
con tu mano desnuda,
con tu rostro de estatua,
desnuda presencia a quien nada resiste?
Enseña, muestra tu cara a los mundos,
que ya no haya espacio,
ni cielos, ni viento, ni palabras.
Quiero hundirme en el silencio.
***
Estoy demasiado rendida para escribir
***
¿MI ALMA o un lucero?
Qué oscura galería me espera,
por qué agujeros he de deslizarme,
qué laberinto me está ya preparado,
qué cepo, qué cadenas, qué grillos,
qué humo siniestro ha de envolverme, qué
[paredes de niebla me dislocan.
[paredes de niebla me dislocan.
Y no podré llora¿Dónde están las manos
[que recogen el llanto?, la mano, la caricia.
Atrás queda el misterio.
Despierta Todo está ahí de nuevo. No hay
[secreto.
María Zambrano Poemas
Ediciones de La Isla de Siltolá
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