2 de enero de 2012

Entrevistando a Agnès Llobet.

Entrevista realizada por la periodista Elena Vallés de Diario de Mallorca a Agnès Llobet.






Agnès Llobet. Actriz. 

Hace dos meses dejó boquiabiertos a crítica y espectadores con su papel de Catherine en el estreno de 'Prova', en el Auditori de Peguera. La mallorquina desplegó su arsenal interpretativo en un texto de David Auburn que le viene como anillo al dedo: la fragilidad y la ductilidad son inherentes a su carácter y a un físico determinantes. La pieza volverá a la Sala Petita del Teatre Principal del 12 al 15 de enero. Antes es posible comprobar su capacidad para adaptarse a un mínimo guión trazado por el público en 'El sopar', que continuará en las tablas del Teatre del Mar mañana y los días 30 y 31. La joven de 27 años, de la hornada de actores del Institut del Teatre y también rostro habitual en las ficciones de IB3, tiene un proyecto con Emilià Carilla en Barcelona.

- Enhorabuena por el Premi Escènica que no va a ganar.
- En esos premios hay unas cuantas incongruencias. La más clara es la demanda impuesta del factor actor-televisivo. Los actores en cartelera teatral son los que deberían primar. Una segunda cuestión son los pequeños agujeros que se crean a la hora de nominar, por ejemplo cuando se trata de coproducciones con actores de fuera que han actuado en obras de aquí. Ojo, hablo del primer año que se convocaron. La segunda edición no la he seguido demasiado. Pero en la primera, ¿por qué no se podía nominar a Mercè Arànega por Mort de Dama y sí a Emilià Carilla, que también es de Barcelona? Reconozco que los premios pueden ayudar a la promoción exterior, pero creo que los fundamentos deben ser claros desde la primera edición. No se pueden hacer medias tintas.
- ¿Qué opina de la decisión de Javier Matesanz de cancelar la próxima edición de los premios y los motivos esgrimidos?
- Subliminalmente, me pareció que Matesanz afirmaba que la culpa es del sector teatral. Creo que el mensaje que dio es desleal. Dijo que tampoco se le había agradecido el trabajo que había hecho por las artes escénicas. Vamos a ver, ése es su trabajo. Él también se ha alimentado de ellas.
- ¿Y que los premios desaparezcan?
- Estos premios me dan bastante igual. Hay mucho otros focos de trabajo por hacer en lugar de priorizar un presupuesto económico para esto. Es cierto que tenemos una ESADIB, pero no hay una plataforma para que los nuevos creadores entren en la escena. En el Institut del Teatre, por ejemplo, puedes presentar un proyecto artístico para que el que te dan una ayuda. Aquí no hay ni siquiera producción propia en el Principal, y apenas hay escuelas infantiles de teatro.
- ¿Ahora que les han negado todas las ayudas, cree que la creación de la ESADIB fue sólo una cuestión política o que realmente interesaba el teatro?
- No sé si la ESADIB está para colocar culos en ciertas sillas, de lo que sí estoy segura es que antes de ponerla en marcha había que dar otros pasos, como el de las escoletes de teatro. Aquí se ha empezado la casa por el tejado. Creo que también habría que vincular más las artes escénicas a los planes de estudio. En Francia e Inglaterra es así.
- ¿Es el teatro mallorquín una historia de familias no siempre bien avenidas?
- No haría el gran titular así, pero digamos que eso es una subtrama que existe. Añadiría, además, que el pastel es pequeño. Creo que en Mallorca y con la crisis tendrá lugar una criba natural. El número de personas que nos dedicamos a esto está sobredimensionado. Me refiero a que la capacidad de trabajo que hay y la gente que se dedica a esto no es proporcional. Tenemos que encontrar otras maneras de hacer teatro para provocar el interés del público. Ahora nos tendremos que alimentar únicamente de la entrada que paga el espectador. No le podremos decepcionar ni una sola vez. Es algo que en parte está bien. 
- ¿A cuál de esas familias teatrales pertenece usted?
- Hace cuatro años que trabajo en la isla. Yo percibo que eso existe, pero todo viene de cosas de hace años. A mí no me interesan. Sólo puedo decir que hay grandes profesionales y gente que se arriesga con grandes propuestas. He tenido suerte porque he podido trabajar con productoras muy diferentes.
- ¿Cómo consiguió su primer trabajo en la isla?
- Fue una carambola. El primer trabajo que tuve aquí fue a raíz de una clase que vino a darnos Màrius Hernández en el Institut de Barcelona. Después vino a Mallorca a dirigir Un dia d'estiu. Se acordaba de que yo era mallorquina, me hizo una prueba y me dio un voto de confianza.
- ¿Qué obras le han permitido dar un paso como actriz?
- Toni Gomila me dio también una oportunidad con Cos de dona. Estar sola en el escenario me dio tablas. Y Prova, por supuesto.
- Usted se está especializando en personajes inestables, frágiles. ¿Cuál es su método?
- Inestables y frágiles lo somos todos los actores. Por otra parte, no hay un método. Sí unas bases y unos principios. Para mí lo importante es trabajar con verdad y comprometerse totalmente con lo que se hace. En efecto, debe haber un compromiso del actor con el mensaje de la obra.
- Como actriz, ¿qué aspectos cree que debe mejorar?
- Creo que debo trabajar más la agresividad, la parte más violenta. He de trabajar la recta, porque la curva la llevo mejor. 
- ¿Qué cosas encorsetan su talento?
- Creo que el gran enemigo de un actor es uno mismo, cuando se bloquea, cuando tiene miedo. Cuando uno está encorsetado debe trabajar aquellos aspectos que hacen que se bloquee. Acabo de hacer un curso con Krystian Lupa, que tiene casi setenta años, que dijo dos cosas que me gustaron: "Un actor es un portador de sueños, cuando deja de traer sueños, deja de ser actor". 
- ¿Cada cuánto tiempo debe reinventarse un actor?
- Lupa calcula que cada siete años. Si tú quieres ser artista, sabes que tu trabajo es ése: reinventarte.
- El sector se ha quedado sin ayudas: ¿conoce a alguien que esté haciendo las maletas?
- Yo misma. Me voy en enero a Barcelona. Al margen de la crisis, creo que es muy necesario salir de la isla. Es una manera de reinventarse también.
- ¿Tiene algún proyecto allí?
- Sí, se trata de una obra que dirigirá Emilià Carilla y que se estrenará en abril en el Teatre Acadèmia, una sala nueva de Barcelona. También me gustaría irme la otra mitad del año a Madrid.
- ¿De qué se actúa a los 27 años?
- Se actúa de inconformismo, de ambición y de impaciencia.
- ¿Ha sido justo hasta ahora el sistema de subvenciones?
- No. Debería haberse transformado el sistema de puntuación y faltaba un control postsubvención. En esta cuestión, hay tres sectores distintos. En primer lugar, de algún modo había que beneficiar a la gente con cierta trayectoria, porque se han de mantener. Por otra, hay que poder ayudar a compañías emergentes cuyo trabajo esté avalado. Todo esto maximizando el control de calidad con un equipo de gente imparcial y experta. Por otra parte, habría que organizar plataformas para los nuevos creadores. Es decir, tiene que haber un sistema para que podamos acceder a los teatros públicos. Porque hasta ahora sólo se conseguía a través de subvenciones. Y acomodarse es muy fácil.
- Actriz y poeta, dos vehículos distintos de decirle cosas a la gente. ¿Le faltan mensajes de calidad a la sociedad?
- Lo que faltan son experiencias para conseguir reflexiones en la sociedad. Cuando uno empatiza con una situación, es más fácil que surja esa reflexión. El teatro es eso, hablar de la condición humana más profunda. Podríem [poemario con el que ganó el Premi Rei en Jaume 2010] es una cosa muy mía. La cabeza me va a 2.000 por hora. La poesía es una manera de deshacer ese caos.
- Además de popularidad y dinero, ¿qué le ha dado la televisión?
- Conocer el medio, aprender muchas cuestiones técnicas y entreno actoral, sobre todo aprender a ejercitar la memoria en poco tiempo.
- Dicen que usted es perfeccionista y metódica. ¿Encaja bien las críticas?
- Huy, creo que la crítica en Mallorca se moja muy poco. También hacemos poca autocrítica. Es algo negativo que impide el crecimiento. Aquí los críticos tienen miedo al qué dirán, y sus críticas terminan siendo meros artículos de opinión.
- Con tanta deuda de los ayuntamientos, ¿están cobrando?
- Intentamos sobrevivir. Quizá tendremos que llegar a pasar el sombrero. La compañía Deu Cèntims ya lo hace yendo a casas haciendo pequeñas representaciones. En Barcelona hay una iniciativa que consiste en que el espectador paga la entrada que quiere al salir del espectáculo. Él es quien valora y pone precio a lo que ha visto.
- ¿Probará el microteatro?
- Es una buena iniciativa. Salir a lugares alternativos supone una crítica a que todo es construcción en la isla. Tenemos muchísimos teatros públicos y un auditorio nuevo en Manacor que no hacía falta. La finalidad debe ser mantener la programación, la obra de teatro. Está bien el microteatro porque te permite decir: "no he necesitado una ayuda pública para hacer esto".
- ¿Qué hará cuando se olviden de usted?
- Leona di Marco me enseñó que yo era una actriz y que no era nada especial. Me dijo: "Tú te has subido a un caballo, esto es una carrera, y el caballo y tú os tenéis que alimentar". No me puedo imaginar que, con lo que cuesta esto, pueda renunciar tan fácilmente. Si se olvidan de uno es porque no está cien por cien activo.







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