Saloméja Nèris 1904-1945 |
BAYAS PLATEADAS
Corrimos desnudas
a húmeda floresta
— Bayas plateadas
de ramas que cuelgan —
Huelen verdes pinos,
aurora matutina —
¡Todas tus promesas
dime tú, oh brisa!
— En la espesa fronda
hay una casucha —
en la espesa fronda
habita una bruja.
Corren días dorados
¡como locos corren!
Conjúrame suerte,
brujita del bosque.
NO QUIERO MORIRME
Por siempre susurras
tu sedoso fresno,
en la noche estrellada
del cálido estío
en quieta penumbra.
tus ramas meciendo,
su cuento relata
cien veces oído:
no quiero morirme,
pudrirme en la tierra:
¡Yo vivir anhelo
contigo mi amor!
No quiero morirme.
Mejor ser un fresno,
fría torre de piedra,
pobre caracol.
TE DESPERTARÁS
Te despertarás a media noche,
contigo hablarán los boscosos vientos.
Alzarán sus brazos abedules
a grullas y cisnes recibiendo.
La primavera derramada
entornando valla y cercados;
por sábanas blancas horadadas
se alzará la grama de los campos.
Al invierno dado el postrer golpe,
ya las aguas pronto avanzarán.
Te despertarás a media noche,
tu tierra natal te llamará.
Janina Degutyté 1928 - -1990 |
NO SOPLES LA PELUSA
A LA CERRAJA
No sople la pelusa a la cerraja,
no apagues cual candil
este sombrío mediodía.
Sol, luna y estrellas:
todos escondidos en el cielo
La blanquecina pelusa
como pequeño farol
queda sola
en el campo vasto y silencioso,
al estallar la tormenta y descarga la arenosa tromba,
queda solo la pelusa de la cerraja
en esta tierra inmensa que se asfixia...
No sople la pelusa a la cerraja,
no la soples...
TE ABRES PURPÚREA
Te abres purpúrea
al cielo pálido de los veranos del norte,
en un huerto abandonado y viejo
entre abetos y grosellas:
rosa silvestre,
solitaria y orgullosa...
Te abres purpúrea:
por los cuatro vientos del otoño
repartes con realeza tus pétalos:
tu cuerpo y tu sangre...
Te abres purpúrea:
qué sueñas, qué sueñas
en el fragor de la ventisca,
al recibir las manos del destino
la pesada corona de plata
sobre tu cabeza sumisa.
Biruté Pūkelevičiūtė 1923- 2007 |
SOY LOBA, LINCE O VERDOSA SERPIENTE
Soy loba, lince o verdosa serpiente.
Estoy hambrienta: mis dedos son garras.
De tarde veo lejanos incendios y las sombras
de caballos salvajes.
Y cuando la noche cargada relampaguea, re-
cojo en mi regazo relámpagos azules:
estoy inquieta.
En la tormenta de mitad del verano llega mi amado
Mis labio maduros se cuartean
como fruta.
Mis pechos son dos aves blancas de ro-
jos picos. Los sostengo con las manos,
pueden salir volando. Mis miembros se derriten
cual nieve y mi seno como dorada co-
pa se llena de vino dulce y caliente.
Bendita soy entre todas las mujeres.
Ahora camino sigilosa y estoy abierta
como una herida.
Sinfonía de primavera
Antología de poesía lituana del siglo XX
Traducción y edición
Carmen Caro Dugo y Brigita Speičýtė
Editorial Renacimiento
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